viernes, 17 de marzo de 2023

Lección de magia

  ¡Hola! Durante los últimos días he estado debatiéndome sobre si publicar esta historia o no. Supongo que esos miedos de los que hablaba en la sección "Sobre mí" estaban atacando de nuevo. Tengo que recordarme a mí misma que lo que escribo no tiene que ser perfecto, solo tiene que existir y servirme para pasar un buen rato. Disfruté de escribir este relato, así que aquí está. Espero que os guste :)

¡Un abrazo!


-Esto es una pérdida de tiempo- resopló Erin.

La aprendiz dejó caer el ramillete de hojas secas sobre la mesa y se quitó la venda de los ojos. Se encontraba en el aula de pociones y encantos; la cual actuaba a la vez de biblioteca, almacén, cafetería y despacho. A decir verdad, el nombre ‘aula’ le venía por el cartel de madera que colgaba sobre la puerta; si no lo hubieran colocado ahí, probablemente estaríamos hablando de un cuarto de la limpieza hasta arriba de artefactos extraños, libros y probetas. 

-¿De qué me sirve esto?- le preguntó a su maestro.

El anciano estaba sentado sobre una pila de libros y documentos arrugados, con una taza humeante de té entre las manos y un libro abierto flotando delante de él. Según terminaba una página, pasaba a la siguiente con un breve movimiento de cabeza. El hombre ni se inmutó ante las quejas de su alumna; eran demasiado frecuentes como para sobresaltarlo. Sin apartar la vista de su libro ni alterar la voz, se limitó a contestar con una cortesía punzante:

-¿Aprender a concentrar la humedad que hay en el ambiente para rehidratar un cuerpo material y devolverlo a su estado primero no le parece lo suficientemente interesante, señorita?

Erin se mordió el labio. Pues claro que le parecía interesante, se le ocurrían varias aplicaciones super útiles para este hechizo. Adiós a los bizcochos resecos del almuerzo y a las riñas de su madre por no regar las plantas, por ejemplo. Oh y a la piel seca y tirante después de una ducha bien caliente. Bueno, y podría ayudar a los curanderos a estabilizar pacientes con deshidratación severa, claro, también lo había pensado. Pero dejando todo eso a un lado, había otro hechizo que le corría más prisa aprender, y su maestro no soltaba prenda. Llevaba tres días intentando averiguarlo sin que pareciera demasiado obvio.

lunes, 6 de marzo de 2023

De la idea a las palabras 2: Cuando toca usar palabras


Durante mis años en la carrera leí La hermenéutica y la cortedad del decir, de José Ángel Valente, y me hizo pensar mucho en las palabras que elegimos para transmitir un mensaje y en por qué elegimos esas en concreto y no otras. Escribir se trata de despertar los sentidos del lector; de crear imágenes y aludir a memorias con un signo: la palabra. Valente explica que utilizar palabras para transmitir nuestra visión del mundo puede resultar en un intento en vano, porque las palabras que elegimos pueden despertar memorias y emociones distintas en diferentes lectores. Sin ir más lejos, ¿qué te viene a la mente cuando menciono la palabra "amistad"? La respuesta es que depende de tus pasadas experiencias en torno a este tema.

Es decir, lo que Valente intenta explicar es que, en el mundo literario, el significado de las palabras va más allá de la mera definición del diccionario. Las palabras portan connotaciones subjetivas y un peso que les damos según nuestras experiencias y memorias, por lo que se vuelven demasiado abstractas para el gusto del autor.


A esto lo llama la ‘cortedad del decir’, el límite de las palabras. Como filóloga, este tema me encantó. Me pareció super interesante estudiarlo y reflexionar. Pero como escritora, lo odié. Recuerdo agobiarme mucho al pensar que nadie va a percibir nunca con exactitud  lo que yo intento transmitir. En esa época, yo todo lo que quería era ser comprendida, y me encontré con este señor en clase de filosofía aplicada a la literatura que me decía que eso no era posible… 


Hoy en día, tras años de pensar en la ‘cortedad del decir’, opino que la belleza de la escritura reside precisamente en que cada lector puede sacar algo distinto del texto y tener su propia interpretación de la obra. A veces aún me abruma pensar en el límite de las palabras, pero lo que hago es dar un paso atrás, respirar hondo, y recordarme a mí misma que la mejor manera de plasmar una historia sobre papel no es pensar demasiado en qué palabras son las más adecuadas, sino relajarse y dejar que sean ellas las que fluyan solas, sin presionarlas. Un poco de intuición no va mal. Al fin y al cabo, somos escritores, somos cuentistas; el arte de hilar palabras lo llevamos en las venas. 


¿Vosotros qué opináis? ¿Sentís a veces que os faltan palabras para transmitir todo lo que queréis? 


-Teresa

viernes, 3 de marzo de 2023

Reto de escritura 5 líneas: Marzo

Este es un reto creado por Adella Brac. Consiste en escribir un microrrelato de cinco líneas con las tres palabras que ella propone en su web cada mes.
Para conocer todos los detalles, solo tenéis que hacer click en la imagen y os dirigirá directamente a su web. Si no funciona el link, decídmelo en los comentarios y lo arreglaré :)


 Estas son las tres palabras de marzo:
Volumen, miradas y cuaderno

Evan eligió una mesa, pidió un café y sacó el cuaderno de la bolsa. Había soñado con esos ojos otra vez, y no podía quitárselos de la cabeza. Subió el volumen de la música y comenzó a dibujar, inmerso en esos ojos, hasta que se encontró a sí mismo intercambiando miradas con una joven que lo observaba desde el papel. ¿Quién eres?, susurró. La chica frunció el ceño y emborronó el dibujo. Deja de buscarme, respondió.


-Teresa