miércoles, 8 de febrero de 2023

Cuando el espectáculo acaba

(#7 Archivo del blog)

Siempre me ha fascinado la magia. Las historias de magia me dan esperanza. Todo es posible en ellas, y eso me encanta. De pequeña solo leía fantasía; y no tardé en empezar a escribirla también. A veces me desanimo un poco y pienso que no tiene sentido insistir en seguir escribiendo, pero cuando analizo mejor esos pensamientos me doy cuenta de que son solo inseguridades. Miedos. Al leer este relato he recordado la seguridad que tenía en mí misma cuando lo escribí, y eso me ha dado confianza. Creo que hice un buen trabajo en su momento con esta historia, y sé que puedo hacerlo mejor en el futuro. 

Espero que os guste. Un abrazo :)


Miles de pares de ojos miraban con atención el escenario. Un silencio cargado de tensión recorría las gradas mientras todos contenían la respiración y aguardaban, levemente inclinados hacia adelante, a que ocurriera algo.

El mago Oravla estaba de pie en el centro del escenario, rodeado por seis voluntarios que había escogido entre el público. Los focos lo apuntaban directamente, acosándolo con su potente luz dorada, apremiándolo para que mostrara a todos la magia.

El joven tenía los brazos extendidos en cruz y la cabeza inclinada hacia el suelo, con el gorro de copa resbalando sobre su fino pelo castaño. Tenía los ojos cerrados y respiraba con lentitud. Estuvo así durante cinco minutos, saboreando la tensión del ambiente; y de repente, ante los ojos inocentes de todos los presentes, sus pies comenzaron a separarse del suelo. Milímetro a milímetro, el mago se elevaba. 

Las gradas enmudecieron ante el espectáculo y se escucharon exclamaciones ahogadas al fondo. El mago Oravla levitaba a dos metros de altura. Sólo cuando levantó la cabeza y miró con expresión triunfante al público se rompió el silencio en mil pedazos. Los aplausos hicieron retumbar las paredes, los silbidos atravesaron los tímpanos de todos los presentes y no quedó ni una sola persona sentada. Se levantaron y aclamaron al joven mago, quien descendió de nuevo al suelo lentamente y dio las gracias a los seis voluntarios que seguían mirándolo como atontados, sin poder pronunciar una sola palabra coherente. 

No había sido una ilusión, ellos mismos habían comprobado antes que no había cables de por medio. Tenía que ser magia de verdad. Pero por otro lado, ¿magia de verdad? No, debía ser un truco, uno muy bueno. 

Los vítores continuaron durante un largo rato que el mago aprovechó para saludar repetidamente a todos. Agitó los brazos en el aire, señaló a sus voluntarios para que recibieran aplausos también por su colaboración y, cuando el público comenzó a calmarse, dio las gracias en voz en grito.

El espectáculo había sido un éxito, como siempre. 

***

Mientras se cambiaba de ropa, su manager entró.

-Tienes que dejar de arriesgarte tanto, Álvaro. 

El chico se giró sobresaltado y se tiró tras el biombo al ver a la mujer de pelo de fuego y mirada severa justo delante de él.

-¿Cuándo aprenderás a llamar?- preguntó molesto al tiempo que alargaba el brazo para alcanzar unos pantalones.

-Tengo tres hijos, cielo, y todos varones. No hay nada nuevo que ver- respondió ella sin cambiar la expresión. Y sin hacer caso del murmullo malhumorado de Álvaro, siguió hablando - Si sigues tentando a la suerte el público terminará descubriendo el truco y tu carrera se hundirá de golpe. Ya sabes que sin misterio…

-No hay éxito, lo sé - bufó- Qué pesimista eres, Raquel.- pero en seguida cambió el tono al sentir que la mujer lo fulminaba con la mirada- Tranquila, no volveré a arriesgarme.

-Eso espero - respondió cruzando sus brazos rechonchos- Por tu bien - añadió cambiando por primera vez su dura expresión y dejando ver un rastro de compasión en su mirada. 

Luego, la mujer dio media vuelta y salió tan rápido como había entrado.

Álvaro suspiró  con pesar y se miró en el espejo. Sus ojos parecían más dorados con las luces que rodeaban el tocador y su piel más pálida. Se puso la camiseta, apagó las bombillas del espejo y se tumbó en el sofá de la derecha. 

Odiaba reconocerlo, pero Raquel tenía razón. El éxito de un mago depende de si es capaz de hacer dudar a la gente sobre la realidad o no. Tenía que ser más cuidadoso y mantener su secreto bajo llave.

Suspiró una vez más y se estiró cuan largo era en el sofá. Todavía faltaba mucho rato para que Raquel lo llamara de nuevo para ir al hotel, de modo que alargó un brazo hacia la estantería que se apoyaba contra la pared al otro lado de la habitación, señaló un libro de lomo oscuro con letras doradas grabadas y, con un movimiento de muñeca, hizo que volara hasta su mano. Todavía le daba tiempo de leer unas cuantas páginas.


-Teresa

2 comentarios:

  1. ¡Hola preciosa!
    Genial relato, me ha gustado, a mí también me gusta mucho la magia. No dejes de escribir pues se te da bastante bien.

    ❀ Fantasy Violet ❀
    Besotes! 💋💋

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ow muchas gracias Violeta <3 Gracias por leer mis historias

      Eliminar